¿Cuál es la altura ideal de la pantalla?

La posición de la cabeza cuando estamos delante del ordenador viene determinada por la altura en la que está colocada la pantalla. Una mala posición de la cabeza, especialmente si es continuada -se calcula que más de 4 horas diarias o 20 horas semanales-, se asocia a tensiones cervicales que pueden tener efectos negativos sobre la salud. Por lo tanto, es muy importante saber a qué altura debemos situar la pantalla para prevenir problemas de salud. ¿Pero cuál es la altura más adecuada?

La parte superior de la pantalla debe quedar situada al nivel de los ojos, o un poco por debajo, para evitar la inclinación excesiva y continuada de la cabeza. De esta forma, si tenemos que mirar la parte inferior de la pantalla, moveremos los ojos y no el cuello. Si cuando estamos delante del ordenador inclinamos la cabeza hacia atrás, el centro de gravedad se desplaza y obliga a la musculatura cervical a trabajar de forma continuada, cuando de hecho lo que nos interesa es trabajar con la mayor relajación posible. También se debe evitar una flexión de cuello superior a los 15 grados. Así pues, debemos colocar la pantalla a la altura de los ojos o ligeramente por debajo. De esta forma, el conjunto formado por la cabeza, el cuello y el tronco está alineado y la musculatura relajada. En caso de utilizar gafas progresivas, la pantalla debe colocarse lo más baja posible dentro del rango recomendable.

Pero, ¿cómo conseguir la altura ideal de la pantalla? Es muy sencillo: en el caso de un ordenador portátil, podemos ayudarnos de un soporte elevador de la pantalla, teniendo en cuenta que deberemos utilizar un teclado y un ratón externos. Si trabajamos con ordenador de sobremesa, para levantar la pantalla hay soportes ajustables pero también podemos utilizar elementos que nos eleven el monitor como paquetes de folios o libros.

Tener la pantalla del ordenador a una altura adecuada, junto con otras medidas relacionadas con la distancia, la posición de la espalda y las manos, puede evitar problemas de salud como los trastornos musculoesqueléticos; los más comunes son el dolor de cervicales o la inflamación de los tendones del hombro.